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Recortes de prensa y otros escritos encontrados en un baúl.

 Noticia publicada en “Le Figaro”. 14 de Abril de 1915:

«Fuentes bien informadas, nos comunican que en el día de ayer, los piratas del malvado James Garfio asaltaron el interior del Árbol del Ahorcado y capturaron a nuestro admirado Peter. Se sospecha que lo tienen retenido en algún lugar secreto del intrincado Bosque Tiki, donde algunos de sus árboles parlantes ya han sido interrogados por Tinker Bell aunque, de momento, se han mantenido en silencio y no han revelado el lugar del posible escondite.

Tanto Wendy como la misma Tinker Bell, solicitan ayuda para cuidar de los siete Niños Perdidos y colaboración en el rescate de Peter.»

 

Carta hallada en una antigua base aérea militar de Córcega:

País de Nunca Jamás, 12 de diciembre de 1917

«Estimado Sr. James Matthew Barrie: Han pasado casi dos años desde que usted me encomendó la misión de colaborar en el rescate de Peter y a todos sus amigos. Hoy le escribo comunicándole que, por fin, hemos culminado con éxito la misión.

Antes quisiera corregirle en la información que me facilitó. En las semanas siguientes a su encargo visité el Bosque Tiki y amenazando a los árboles parlantes con podas drásticas, incluso con el fuego, conseguí que me indicaran el lugar donde James Garfio tenía encarcelado a Peter. Los piratas no lo tenían secuestrado en el país de Nunca Jamás. Estaba fuera de la Tierra, en un ignoto planetoide. Pero he tardado más en encontrarlo porque las primeras indicaciones que me facilitaron estaban equivocadas. A ese ignoto planetoide no se llega volando hasta lo más alto en el cielo para girar a la derecha en la segunda estrella y seguir volando hasta el amanecer. Donde hay que girar a la derecha es en el asteroide B612, el cual por cierto me pareció un buen lugar para vivir.

Cuando por fin llegué a mi destino me encontré con un panorama desalentador. Wendy gritaba histérica porque Nibs se estaba peleando con Tootles mientras los demás niños perdidos los jaleaban. Ya habían destrozado un par de macetas y una jarra de agua. Wendy, impotente,  no cesaba de decirme: «A veces los niños son más una maldición, que una bendición». El caso es que conseguí terminar con la riña y, a base de mucha paciencia, hacerme  respetar por aquellos pequeños salvajes.

Como para los piratas yo era un desconocido, me hice pasar por un comerciante de licores y les di a probar  varias botellas de ron «aliñadas» con la savia de unas cuantas adormideras. Cuando todos cayeron en un profundo sopor, a la señal convenida, salieron de su escondite los siete niños perdidos y, sin gran esfuerzo, conseguimos reducir al único pirata que estaba de guardia. Liberar a Peter de sus cadenas fue entonces tarea fácil.

Ni que decir tiene que, siguiendo sus instrucciones, llevé hasta la isla de Nunca Jamás a todos los rescatados. Ahora, una vez concluida mi misión y tras unos días de descanso, le ruego que me destine a otro sitio. Ya le he dicho antes que me gustaría vivir en el asteroide B612. En el nacen unos baobabs que no se les puede dejar crecer. Acabarían con el pequeño planeta. Por otra parte temo olvidar mi pasado, como le sucede a los que pasan mucho tiempo en Nunca Jamás.

Atentamente, me despido de usted y espero su respuesta


 “Le Figaro”. 28 de Julio de 1943. Fragmento de la entrevista con Antoine de Saint-Exupéry:

—Le Figaro: Su novela corta «El Principito» ha alcanzado pronto un gran éxito, ¿a qué se debe?

—Antoine de Saint-Exupéry: Un antiguo conocido y compañero de letras mío, James Matthew Barrie, me contó que había encargado una vez a un sirviente suyo con aptitudes detectivescas  que rescatara a los personajes de una novelita suya, concretamente a Peter y su cuadrilla. El detective amateur en cuestión, en su búsqueda, había encontrado un lejano asteroide en el que crecían enormes baobabs. Mi amigo James no lo creyó y, una vez rescatado Peter y sus amigos, no le permitió volver a ese asteroide, sino que lo dejó en Nunca Jamás, vigilando al capitán Garfio y cuidando de Peter y sus amigos. Yo viajé hasta la isla de Nunca Jamás en busca de ese sirviente con dotes de detective, pero cuando lo encontré apenas era capaz de balbucear una frase que repetía sin cesar: «Tiene 3 volcanes, una rosa encapsulada y una vista con diferentes puestas de sol. Los baobabs lo van a romper», y de ahí no lo sacabas. No me supo indicar las coordenadas del asteroide. Así que me limité a transformar el personaje de mi amigo James en un pequeño Principito al que situé en ese asteroide, que tuve que recrear con lo poco que sonsaqué a ese anónimo y falso detective. Espero que algún día de estos alguien encuentre ese asteroide. Me gustaría visitarlo en realidad.

Comentarios

  1. Un intento de escribir una narración SIN narrador

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  2. ¡Muy bien! Imaginativa narración sin narrador con la combinación de Peter Pan y El principito.

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